Los diseños de nuestras cajas están siempre inspirados en las personas y lugares que aparecen en los reportajes que contienen.

La pequeña calavera que aparece en la caja de Mati y Anita es un ejemplo de ello.

 

 

Se trata de una pequeña calavera que nos dieron como recuerdo el mismo día del reportaje.

Formaba parte de una pequeña pulsera muy chula que decoraba el interior del coche con el que fuimos a hacer las fotos.

 

 

Para este trabajo buscamos ese toque de elegancia que da el blanco y negro, mezclado con una madera teñida y con sus nombres grabados en ella.

 

 

Otro aire muy diferente se utilizó para la caja del pequeño Lyan.

 

 

Su nombre manuscrito y grabado en la tapa, un color suave para teñir la madera,

y una decoración sencilla de dos corazones en relieve representando a sus padres.

 

 

El coche de juguete que aparece en el lateral de la caja nos lo encontramos en la arena el mismo día del reportaje.
Constituyó un elemento importante, como un recuerdo o como un amuleto de ese día.

Sentimos que apareció olvidado en la arena esperando a ser encontrado por los padres.

Estoy seguro de que lo lo conservarán en la caja hasta que el pequeño Lyan crezca lo suficiente como para jugar con él.

 

 

En la caja del reportaje «Be Wild», busqué representar el color de la naturaleza

y de la música relacionada con el reportaje que contenía.

 

 

Con la foto del mantel azul de cuadros de la mesa que me encontré,

transferida en el interior de la caja conseguimos el color, la frescura y alegría que identificaba la situación.

La foto rasgada del buitre sobrevolando las montañas aporta ese toque de libertad de la vida rural,

ancestral y salvaje que se cuenta al abrir esta caja tan especial.

 

 

El objetivo es claro: darle la máxima personalidad a los trabajos que entregamos.

Hacemos que sean únicos y originales, y nos encanta ver cómo gusta a nuestros clientes.