Cuando conocí a Alaitz enseguida percibí esa gran delicadeza que le caracteriza. La sencillez en su forma de expresarse, en su forma de ser, en su estética, en sus valores, todo sin renuciar a ese fuerte carácter que se dice que lleva en su sangre la mujer vasca, debía poder reflejarse en el reportaje. Espero que así haya sido!
En cuanto a Néstor, pude ver que su sentido del humor, su templanza, su elegancia, y la seguridad en sí mismo aportaban un nexo de unión entre él y Alaitz que creo se ve reflejado en el resultado de mi trabajo, tanto en este reportaje, como el reportaje de post-boda que me encargaron, y que pronto publicaremos.
Una sencilla y encantadora ceremonia típicamente vasca en Zamudio dio paso a una tarde de comilona y fiesta en un precioso y enorme baserri o caserío típico vasco, reformado, modernizado y con una finca de infarto: el Boroa Jatetxea de Amorebieta.
Dena biziz beteta. Qué gran familia la que ha reunido esta pareja, y qué agradecido me siento cuando recuerdo lo bien que me trataron desde el principio, preocupados en todo momento de que esté a gusto con ellos como uno más de la misma. Ya se veía venir el rollazo que tenían, cuando viví con emoción ese momentazo en el que la hermana de Alaitz les dedicaba por sorpresa el aurresku de honor en la plaza de la iglesia tras la ceremonia (foto de cabecera), y la pila de amigos que acudieron tanto para bailar unas euskal dantzas con ellos como para darlo todo en la fiesta hasta las tantas.
Eskerrik asko benetan, gracias de verdad Alaitz eta Néstor.
«No os perdáis el reportaje de post-boda que publicaré en breves, ¡¡¡no os lo perdáis!!!! ;)»
Mikel F. Arteaga