Para mí fué todo un regalo que Maialen y Jon me abrieran sus puertas para descubrir un montón de gente amable, divertida, y muy unida por el cariño. Por cierto, ¿conoces el pequeño puerto que aparece en el vídeo?

Todo comenzó con una llamada de una de las tres hermanas de Maialen planteándome la voluntad de hacerle un regalo muy especial. Maialen tiene la suerte de tener como hermanas a dos bellísimas damas que pensaron que hacer una película de su boda constituiría un perfecto recuerdo de su familia y amigos. Tanto esfuerzo en preparativos y sorpresas tenían que quedar reflejado con imagen y sonido, y poder disfrutar de ello las veces que quisieran en el futuro. Un fiel recuerdo que duraría para siempre como un tesoro. Las buenas vibraciones y autenticidad son cosas que creo ser capaz de detectar en una conversación directa de apenas diez palabras. Vi ilusión, cariño, belleza y buen gusto. No sé qué más se puede pedir.

En cuanto intercambié las primeras palabras comprendí perfectamente que todo el tiempo que pudiera invertir en el proyecto iba a merecer la pena. Me puse manos a la obra en un montaje de muchas horas de trabajo: presentación de los novios cada uno en su casa, vestido de la novia, ceremonia, celebración y banquete, testimonios de los invitados, baile final… Todo dividido en secciones para una buen ritmo y fluidez, con momentos hablados, musicales o de solemne silencio.

Ella, de Algorta, precioso barrio de Getxo, mi pueblo natal. Él, de Bermeo, uno de los pueblos pesqueros más famosos de Euskadi. Recuerdo con especial emoción mi primera conversación con Maialen, por teléfono. No fue hasta a penas el día anterior a la boda. Muy breve, claro, a tope con preparativos, pero lo que me transmitió en unos segundos me sirvió para todo el trabajo posterior. Fue como si nos conociéramos desde hacía tiempo.

El momento del vestido, con sus dos hermanas de infarto, fue bello, ameno. Es como si el material resultante se editara por sí sólo con una delicadeza que aunque parezca lo contrario no sale de mí, sino de lo que mi cámara captó en cada momento. Ser capaz de verlo y sentirlo hace sentirme bien, pero ser capaz de expresarlo hace sentirme feliz.

La celebración se hizo en el Palacio San Joseren de Zugazarte. Sobran las palabras, pero no puedo omitir un comentario de admiración por el Flash Mov en el jardín del palacio, interpretado por gran parte del círculo de la pareja. Fue el momento de diversión del día e impregnó de buenrollismo el resto de la celebración.

Qué decir de Jon, el novio. Una persona que se nota a la legua lo buena gente que es. Amigablemente travieso y disciplinado a la vez. Guardo con especial estima una broma que le preparó a un muy buen amigo suyo presente. Momento desternillante (entre muchos otros) que causó unas carcajadas dignas de comedia Hollywoodiense y que por supuesto edité buscando reflejar la esencia cómica del momento.

Como dato final destacar lo emotivo del baile de los novios, a la luz de las bengalas y al son de Nothing Else Matters. Fué una grata sorpresa para mí, pues se trata de una balada increíblemente bella que suelo tocar (regular) con mi guitarra. A pesar de las malas condiciones de luz para la grabación disfruté como nunca en el montaje, y creo que se notó en el resultado. Pronto compartiré una muestra del momento, como disfrute mío personal.

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